jueves, 18 de septiembre de 2014




Tiemblo, amigo mío, por ese amor 
que hierve en mí y con el que no sé qué hacer. 
Tiemblo con las miles de caricias 
hechas con la imaginación 
y nunca consumadas. 
Tiemblo por si olvido algún día su voz,
sus labios, el almizcle de su piel.
Tiemblo, y luego me digo que
todo ha terminado.
Hace demasiado tiempo que estamos lejos.




























































































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